domingo, 6 de julio de 2008
¡¡MÁNDESE A MUDAR!!
¡QUE SE MANDEN A MUDAR! ¡QUE “TIERRA PAFUERA”! LOS QUE SE AVERGÜENZAN Y NOS AVERGÜENZAN EN NUESTRA PROPIA CASA.
Mientras el sátrapa hurga en nuestro fondo marino en busca del oro negro; bueno: Él, el monarca alauita se hurga su nariz miserable, pues los que extraen lascas son sus valedores Yankees y neofascistas Zarkozystas. Más de lo mismo. Aquellos que han plagado de miseria el continente africano, mi querido continente verde, nos avergüenzan con sus “progresos” de boquilla.
Abramos los ojos, ¡mis cuates! Que las gafas trucadas no nos impidan ver la cruel realidad; que no nos engañe su verborrea semiculta de palabras grandilocuentes, pero sin contenido. Políticamente correcto, progre, de izquierdas. Que, ¡por el bigotito de Franco! no nos vendan motos acuáticas bichadas. No permitamos que nos encandilen los vendedores de “todo a ciento cincuenta”, de la quincalla con que engañaron a nuestros hermanos sudamericanos cuando la conquista, para apropiarse de sus riquezas naturales con la simpleza de que lo hacían por Cristo Santísimo.
En la colonia, en las Canarias que hay que proteger para que los españoles y sus amigotes sigan haciendo su agosto, se mandan a mudar los que se avergüenzan de su tierra, el suelo que desprecian, como el que se avergüenza de sus padres “magos de mierda” -al menos ellos lo piensan así-, pues a esos vendepatrias lo “masmejor” es lo de afuera. Se miran en el espejo y musitan: “Dios, cómo seré tan guapote, tan listón y despierto”, estos rebenques no me merecen. Les encabeza en su huida el “Velillo Parlanchín”; tremenda eminencia. Nos cuentan la milonga de que vale tanto el pollo que irá encumbrado de cabeza de ratón a la Europa de los comerciantes, de aquellos de las sesenta horas para explotar a los trabajadores, de los neocom modernos y civilizados que permiten, con su embajador en Canarias la destrucción del pueblo saharaui. Que hacen la vista gorda de cómo se tortura a mujeres y hombre dignos en la antigua “provincia española” de El Aiun. Lo que es más ruin: nos venden, ¡mis cuates!, nos venden al marroquí que también explota a su pueblo para los de pafuera. Eso es lo civilizado, lo que nos permite hablar de derechos humanos, al menos en teoría. Eso es lo que mola, mis hermanos. Le importamos una mierda. Perdón por lo escatológico, pero gráfico.
En la corte de las reinonas, donde lo importante es su pléyade de pelotas y sórdidos aduladores que se reparten el poder; de un derechón de ideas próximas al fascismo en Gran Canaria, se pasó a la decepción, al dolor de ver que nada cambia cuando no cambian los de siempre, los que están en el machito desde que se vendieron a la metrópolis. Dicen del “cónsul marroquí” en Canarias que es un genio de la diplomacia y lo es. De verdad que lo es, es de un talante suave, pero que nos vende de forma miserable. Lo que sí hace bien es figurar y aparecer como reinona en cualquier sarao o fiestorro de la derechona.
Y lo que toca la inteligencia es recordar las grandilocuentes palabras y embustes del PSOE: “jamás, jamás, jamás de los jamases, gobernaremos con los Peperos”. “Lo del Puerto de la Cruz, lo de Güimar, era una excepción”. Que rompan ahora su palabra no importa, en las colonias todo está permitido. Ahora de amigote con el Marqués de la Oliva, de las dunas "edificables". Estoy por quitarme el sombrero ante semejante personajillo que practica el vasallaje en su marquesado, porque ellos lo han dejado y siguen dejando, y dicen que “Dimas” es un sinvergüenza. Sí, de Marqueses corruptos, señores, amigos, mis cuates, estamos hasta las narices.
Perdón, pero estoy triste, con tanta insensatez.
Es de buen nacido querer su nido.
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