jueves, 8 de mayo de 2008
PAÍS DE ADOQUINES
LA CONSTRUCCIÓN ES LA LOBA DE UBRES REPLETAS QUE ALIMENTA A LOS HIJOS DE LAS HESPÉRIDES.
Oía el otro día en una entrevista bienpagá a un elemento peligroso para canarias y su medio. Mientras oía intenté desatascarme las orejas; creí estar ante una película de risa en la que el buitre de garras afiladas, arengaba, adiestraba a sus huestes a sueldo:
-Todos, absolutamente todo el bienestar de nuestras islas depende del –jodido- cemento.
Cuando profundizaba, con un discurso dicharachero, ante un rutilante entrevistador, pensé que soñaba, pero por desgracia de eso nada monada. Me restregué los ojos y volví la mirada al televisor. Era un catedrático del ladrillo que cuestionaba la inteligencia de miles de canaritos de a pie, que mal se ganan el potaje cotidiano trabajando de sol a sol. Cavilé que nadie en su sano juicio daría razón a sus mentecateces. Me equivocaba, al menos el entrevistador le daba la razón con satisfecha sonrisa de adulón. Y aquel locutor no era bobo de moco vela. Pensé para mí, como gusta decir el voceador: ¡Ande yo caliente al hincar el diente y ríase la gente!
Pontificar que la construcción es el único bien de las islas es una mentecatez, pero si observamos los andares de la perrita y rebuscamos en nuestra memoria, remembraremos sus tropelías sobre las costillas de nuestro Archipiélago. Nada más que con raspar en nuestra cabeza hallaremos sus abusos y atropellos con nuestro damnificado y sufrido pueblo canario. Billetes y billetes en sus bolsillos con la desmesurada construcción. En algo tenía razón: su cerebro de hormigón ha fraguado una fortuna con la edificación.
¡Construir, construir malditos! ¡Ladinos, bobos y beatas de diaria comunión, que papá dios ha llegado con sus ideas de salvación!
País de adoquines, piche, cemento, revuelto con picón, rofe y arena de playa. ¡Viva la construcción!
País de apartamentos, adosados, mamotretos, campos de golf, viva el gangocheo facilón.
¡País de Espabilados¡ ¡Desalmados del trinque ¡Sanguijuelas del medio ambiente! ¡Viva el vacilón¡
La mordida como método ¡La campaña electoral bienpagá! ¡El politiqueo de influencias! ¡Viva el vacilón!
¡Desvergonzados! Pendencieros del ladrillo ¡¡Viva el enriquecimiento Express! ¡Viva el billete al bolsillo ¡ ¡Viva su bienaventurada cara dura¡¡Vivan sus indecentes discursos para analfabetos y apesebrados! ¡Qué bonito!, ¡qué carita para un bofetón!, cuando pregonan:
-Si descuartizamos nuestras riquezas naturales, lo concebimos porque somos buenos, hermanitas de la caridad, nos afanamos sin descanso para enriquecer a nuestro, ¡qué carajo digo! “su” pueblo, ¡Viva el pelotazo de la construcción!
Santa Cruz de Tenerife y sus costas proyectadas con cerebro de hormigón, Mogán, Arona, Adeje, Candelaria, Telde… ¡Viva el negocio compadre, mi cuate…! Que las malas mañas las aprendí en la Venezuela de la mordida y el negocio ramplón. ¡Teresita!, ¡Teresitas!, que lo que las Teresitas a políticos corruptos procura, ni dios se los debe quitar. Teresitas, las Teresitas de arena rubia del Sahara. Cantan, los embobados con tanto carnaval, con un estribillo vacilón:
-“Qué buen gesto público que de sopetón me convierte en millonario y el alcalde en parrandas y rosarios. Con dinero del pueblo desgraciado tengo el negocio asegurado”. Que continúe la canción.
Aquellos de la construcción son nuestros padres, frutos del putiferio económicos, padres de “su” patria canaria del enriquecimiento fácil, del robo al pueblo dormido por el cantar adulón.
Miguel Ángel Díaz Palarea
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