jueves, 10 de abril de 2008

 

CANARIAS PAÍS DE NOMBRETES





¿Quién no recuerda, con ternura, en las pueblos pequeños de nuestras isla, referirse a sus vecinos con un mote?; apodo dicho con naturalidad y como seña de identidad de una familia entera; nombrete que viene incluso desde sus tatarabuelos.
He oído en los últimos tiempos nombretes con que han bautizado a políticos de nuestra isla y otros impuestos a periodistas sacándole los colores, insinuando sus inconfesables defectos y proporcionándole la medicina más conocida del mundo: "donde las dan, las toman" .
Los más graciosos quizás por reproducir en nuestro cerebro una imagen con el simple apodo; los que producen hilaridad y una sonrisa cómplice hablan de personajes populares; sobre todo entre aquellos que les envidian o, quizás, le tienen “algo de ganas”. Provocan entre ellos el jolgorio de la barra del bar.
Pongo algunos ejemplos: “La Cochina Blanca” con que describen al siempre arrivista Arcadio Díaz Tejera; “El Belillo Parlanchín”, cuando mencionan al brillante, pero pedante, hasta el vómito, López Aguilar; al que, por sus atractivos entre las mujeres llaman “El Chocho Pepsicola”; a la queja-pregunta de "no lo entiendo", la respuesta inmediata, machista y chispeante es: “pshhhhssssss” bajo las bragas en las mujeres cuando pasa el peje. Se llevan el nombrete personajes de todo el elenco político, sírvanos de ejemplo, aunque ahora están a la baja, el dado a la ahora jefa de C.C. La han intentado ridiculizar con el mote de “La Menina”, -quizás por eso se quitó el peinado triangular-; sin embargo, le han puesto otros con más mala leche y con tonos despectivos como “La Enana” o el que repetían frente a Zerolo : el “raya”.
Pero no se libran los periodistas, así por ejemplo, cuando nombran a Andrés Chávez, enseguida hablan de “El Goro”, quizás por su fama ganada a pulso, según los que le rodean, de la fobia al agua y jabón; a periodistas como “Protesto, Protesto”, al que llaman “Corrrrupccción”, a otros como “El Laja”; “El Cachucha”; pero la guinda la oí en nombretes puestos a periodistas, como el dado al dúo de rebenques, escrito negro sobre blanco “Chanclanel y Sacristán Pimiento”, con el que refieren a estos periodistas, el primero porque chanclanea a lo largo de su historia como plumífero: donde antes era negro, si hay algo por medio, ahora es blanco y al otro Director de periódicos por sus amores, dicen las malas lenguas, a los servicios secretos marroquíes en Canarias.





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